Cuerpo efímero



Cuerpo efímero
(24/05/2010)

I
Del alma ingrávida eres envoltorio
de materias hecho blandas y duras,
con grandes esfuerzos vivo perduras
para seguir ahí, en el directorio.

Del espíritu puro gran abalorio
ligado por vitales ataduras
que se cobran grandes, vanas facturas,
aún resultando poco notorio.

En tu oquedad mi alma se solaza,
protegida, acogida con pasión,
libre de toda feroz amenaza,

en tan cálidos senos de emoción
nada contenida, que se desplaza
hacia ese pálpito de corazón.


II
Factoría fugaz de pura vida,
propósito de la naturaleza
inmutable, esa tan grande proeza
que en cualquier humano interior anida.

Energía de sol y agua nutrida
con la que afrontar, ágil, la pereza;
siendo cada parte todo, una pieza
a ese destino incierto muy asida.

Toma, tritura, engulle … Así transforma
el alimento crudo de su entorno,
encajado en él como en una horma

en cuyo interior bulle tan grande horno
que, practicando la universal norma,
gira, gira y gira cual viejo torno.

III
Andamiaje vivo de la hermosura,
va luciendo aquello que siente y es
palmo a palmo, de la testa a los pies,
según haya vivido su andadura.

Feo si se ha tratado con usura
siguiendo buenas normas al revés.
Hermoso y ágil seguro que ves
aquel que se ha tratado con cordura.

Reflejo de emociones y alimentos
que a todos, sin excepción, acontecen
y será cosmético si contentos

nos encontrasen, y con ellos crecen
todos aquellos buenos elementos
que belleza y espíritu merecen.


IV
Vehículo de erótica energía,
de atracción entre cuerpos y figuras,
de afines almas, pares hermosuras
con quienes compartir en alegría.

Y tórnase tan dulce algarabía
gozar de esas süaves ligaduras,
con las que las penas de amor suturas
y de compartir abres nueva vía.

Unidos el tú y el yo se confunden
en los cuerpos, en el abrazo vivo
de sentidos y emociones que cunden

y mantienen aquel ímpetu activo,
en que se ofrecen todos y se hunden
como las raíces del verde olivo.

V
La máquina de motor incansable
también requiere ser bien mantenida,
por haber de durar toda una vida
con esa conservación saludable.

¡Cuerpo!, seré contigo muy amable
evitándote cualquier cruel herida,
venga de allá donde sea inflingida
sea efímera, vana o perdurable.

Con vivas expresiones bien me dices
aquello que te daña o acongoja,
todo lo que pueda dejar cicatrices

en tu piel cálida, sensible, roja;
de todos los colores, mil matices,
como el envés irisado de una hoja.


VI
Y al llegar la senectud insalvable,
que Chronos impasible nos depara
midiendo a todos con la misma vara,
conservaremos un talante amable

que, no siendo el físico deseable,
habiendo adoptado una forma rara
y mostrando arrugas mil en la cara,
sea, cuando menos, muy respetable.

Con pasos muy cortitos e inseguros,
pensamientos vagos, turbios y lentos
que a veces meten en graves apuros.

Hasta se escapan ya solos los vientos
y por la carcasa no dan dos duros
pero hay que mantenerse ¡tan contentos!

VII
Dulce cuerpo mío, !cuánto te quiero!
Me contienes y me abrazas ¡ay! todo,
calando en ti como el agua en el lodo.
Dulce cuerpo mío, ¡cuánto salero!

Asido estoy a ti, anclaje fiero,
que eres de mí como un apodo,
un otro yo esencial, de tal modo
que si tú te mueres yo también muero.

Te siento muy vivo, cálido y fiel;
firme en la senda que transitas solo,
el sol de cara, dorando la piel

que recibe el vivo soplo de Eolo,
libando un cálido color de miel
que fuese envidiado del mismo Apolo.


..ooOoo..