Navidad



Navidad 2008-12-12

Cálida amistad.
El campo yermo su dolor arroja
en ese triste y gélido paisaje,
sombra que cubre tan vasto paraje
de toda música y color despoja.

Árido invierno, cruel filo de hoja,
del cálido figón hace hospedaje
y el alma recibe tal homenaje
que la faz, de pálida, troca en roja.

Ese lugar tan vivo y confortable
emana de nuestros seres cercanos.
Son las personas de valor estable,

que unen a las tuyas llenas manos
en dádiva muy sincera y afable;
son los amigos, amigos y hermanos

...

Nuevo alba.
Mi ser desborda de tan gran antojo,
de vivas y profundas emociones,
que se alejan de las frías acciones
pujando por aflorar con arrojo.

Sembrada semilla que no es abrojo
regada con afectos y ovaciones,
suaves, bellas y rítmicas canciones
que harán brotar una luz del rastrojo.

Dos hojitas, un firme y tierno tallo
componiendo una imagen tan hermosa.
Y llegará ese nuevo y verde mayo

que dará perfumada flor, gozosa,
de coloridos pétalos por sayo,
roja sangre, de la herida: una rosa.

...

Feliz Navidad.
Aquí voy a componer un soneto
para felicitar la Navidad,
y, con austera y fina sobriedad,
esta difícil tarea acometo.

Ahora viene el segundo cuarteto
para rimar con pulcra paridad,
y ya no sorprende la novedad
de que voy encarrilando el gran reto.

En el primer terceto centro el tema
de prodigar muchas felicidades
que ya se me va acabando el poema,

y no hay hueco para más novedades.
Cantemos al final el bello lema,
digamos ya: ¡Felices Navidades!

...

Inspiración
Sentado ante mi vetusto escritorio
espero que llegue la inspiración,
dando vueltas y vueltas la razón.
¡Ay, quién compusiera un nuevo Tenorio!

Ciño a Calíope por abalorio
esperando que dicte su canción,
y la transcriba yo con devoción
en mi conato urgente, transitorio.

Ya se acerca, sí, muy pausadamente
y las palabras vienen encajando,
vivas se forman en mi adusta mente.

Y ya voy ¡Oh, mi Musa! redactando
aquello que mi ser profundo siente,
y que te acabo yo aquí regalando.

...

Ellas
Muy brillantes dos estrellas nacieron
de aquellos nuestros pueriles amores,
y concebidas de nuestros ardores
la luz del amanecer ambas vieron.

De nuestro rudo talante pacieron
con tantas alegrías y dolores.
Las dos nos hicieron grandes honores
con la vida que luego construyeron.

Hoy ya recibimos con devoción
su cantar, fluïr de la vida amena,
que viene de su agradable canción,

y se nos presenta una paz serena
que nos anima a entonar con pasión:
¡Gracias, adoradas Diana y Elena!


..ooOoo..